Hay historias de amor que parecen acabar, pero que al parecer sólo esperan el momento preciso para volver a renacer. Muchos creen en la leyenda del hilo rojo, esa que dice que las personas que están destinadas a estar juntas, aunque se separen y en ese tiempo pasen mil cosas, de igual manera volverán a estar juntos y creo que la que ahora conoceremos es una historia como una de las que habla esta leyenda.
Liz Dunn ya se había divorciado cuando supo que estaba embarazada pero no sólo eso, sino que estaba embarazada de trillizas. Ella ya tenía una hija de tres años llamada Sarah. Finalmente las trillizas nacieron a las 24 semanas con serios problemas de salud. Uno de los medicamentos que ellas recibieron para tratar estos problemas les generó problemas de audición y equilibrio aunque en ese tiempo era muy difícil saber cual era su nivel auditivo.
Las niñas de nombres Zoe, Sophie y Emma a medida que iban creciendo también mostraban problemas en su visión y a los tres meses los médicos confirmaron su discapacidad de por vida, ya que serían técnicamente ciegas y el 2002 se confirmo que ellas padecían de sordera.
Liz se sentía cansada y sin fuerzas para luchar pues por más que trataba el avance de sus hijas era casi nulo. Cuando las pequeñas trillizas sordociegas cumplieron 4 años ocurrió un milagro, pues George Hooker un viejo amor universitario de Liz, volvió a su vida enamorándose perdidamente tanto de la madre como de sus pequeñas hijas a las qu quería ayudar con todo su corazón.
Hoy las pequeñas cuentan con implantes cocleares para que puedan distinguir sonidos y como familia Liz y George siguen luchando para darles lo mejor a estas niñas.
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