Cuatro mil años después de la extinción del mamut, un grupo de científicos estadounidenses revelaron que se encuentran intentando «resucitar» a este emblemático animal prehistórico.
El mamut, que habitó el planeta desde el Mioceno tardío hasta finales del Pleistoceno, desapareció -según las hipótesis más sólidas- debido a problemas metabólicos y a la muerte de las praderas de las cuales se alimentaban. Otras teorías, menos plausible hoy en día, habían asegurado que los humanos los habíamos cazado hasta la extinción.
Los investigadores planean traer al mamut de vuelta a la vida combinando la compleja ingeniería genética con un potente editor de genes llamado Crispr.
George Church es el profesor a cargo de esta investigación, que reveló sus detalles durante un congreso de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés).
Los investigadores planean crear un embrión híbrido insertando los caracteres típicos del mamut en los genes de un elefante asiático, su pariente más cercano. De esta forma, el resultado técnicamente no sería un mamut, sino un «mamut-elefante»: genéticamente similar al elefante pero en apariencia parecido al prehistórico mastodonte.
Church le dijo al medio británico The Guardian que aún no se ha realizado el proceso para obtener el embrión que mezcla genes del elefante con las características físicas del mamut, pero que podrían hacerlo en un plazo de dos años.
Debido a la mezcla genética, algunos postulan que el animal debería llamarse en realidad «mamufante», pues seguiría siendo un elefante pero con características físicas de un mamut: orejas pequeñas, grasa subcutánea, sangre adaptable a bajas temperaturas y el reconocible pelo largo y greñudo.
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